jueves, 14 de mayo de 2009

Un sueñito

Cuando era niña, como a los 7 años pedí en mi cartita de reyes magos una bici ROSA. Yo creí que era muy clara la petición, pero al parecer los reyes fueron de compras muy tarde y ya no la encontraron, o quizá eso del color no les pareció importante. Al bajar esa noche y ver mi bici verde, debo aceptar que sentí cierta desilusión.
Ahora que ya estoy grandecita el color rosa se me hace lo más ñoño que hay, y jamás me vestiría de rosa. Me sentiría como cuando Homero va al trabajo con camisa rosa, y sabe que todos lo miraban por "insane". Pues igual yo, rechazo ese colorcito por ser el que se pretende asignar a "lo femenino", cuando la verdad es que es un color chillante y bastante "cursi". Sin embargo las ganas de tener una bici rosa al parecer no se me han quitado, porque ayer tuve un sueño en el que yo era niña y salía a jugar con mis amiguitos. Fue un sueño muy cagado, porque era una niña pero con mi tamaño de 23 años, y tenía una bici rosa nueva, que me quedaba chiquitita.
Yo me la paso recordando mi niñez, y me encanta hablar de anécdotas que siempre comienzan con la frase "cuando yo era niña...", y entonces me suelto, y empiezo a hablar de que jugaba a las muñecas, y me acuerdo de mis Nenucos y de mi muñeca "cherry corazón". Seguramente parezco una loca, pero yo digo que hay una parte dentro de mi que no ha crecido, y disfruta viendo caricaturas y haciendo jueguitos estúpidos. Creo que lo que me pasó fue que nunca me empeñé en hacerme "la grande" o renegar de las cosas de niños, y hacía cosas como jugar a las muñecas cuando iba en primero de secundaria. Yo creo que por eso las niñas de mi escuela no me querían, porque mientras ellas estaban ya ansiosas por pintarse las uñas, tener noviecito y fumar, yo estaba más bien pensando en los power rangers.
Como que nunca tuve prisa alguna por crecer. Incluso hace poco andaba por la Facultad de Economía y me metí al baño de la Biblioteca, y al salir a lavarme las manos, me vi en el espejo, y me sorprendí mucho al ver mi rostro de "grande", como si no me hubiera visto en el espejo durante diez años y me sintiera como que no era yo. Eso acaba de pasar hace sólo unos meses, pero como sigo sin intención alguna de entrar en el modelito de lo que corresponde a mi edad, porque eso es aún más bobo, pienso seguir tan "infantil" como de costumbre y botarme de la risa viendo Bob Esponja.

Bueno, pero volviendo al sueño de anoche, sólo diré que la última escena fue la de un abrazo fraternal, como final de película cursi o de telenovela mexicana. Cuando desperté me di cuenta de que me estaba abrazando a mi misma. Eso es quererse chinga!

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