miércoles, 4 de febrero de 2009

Café

Odio los días de frío, abrir mis ojos por la mañana y darme cuenta de que mi espalda está destapada. No sé porqué mis pies siempre están a cero grados, no sé porqué me duelen de noche si entro a mi casa tarde. La sensación de entumecimiento está en mis manos, y escribir se vuelve difícil; mis dedos no responden, se contraen y adquieren voluntad propia.
Sin embargo, adoro el café. Ese olor exquisito que me despierta con solo olerlo. Tal vez debería dejar de pensar en el frío y en el dolor, y pensar en la taza de café que me espera deliciosa en este frío día.
Oh, si!
Seguramente hoy tomaré el café más delicioso de mi vida.

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