martes, 21 de junio de 2011

Foquin tesis

Me tomó practicamente dos años terminar la tesis. Recuerdo que el tema que elegí me llegó como un flashazo, a partir de una lectura (cuyo título ya ni siquiera recuerdo) que hacía en la Biblioteca Central. A partir de ahí mi mente ocupó un importante espacio de sus neuronas en pensar y repensar siempre lo mismo y lo mismo. En aquél tiempo aún era una alumna regular que iba a clases de lunes a viernes con sandwich en la mochila. Un año pasó así: entre pasar materias y recoger información para la mentadísima tesis, hasta que por fin completé los créditos y tuve tooodo el tiempo disponible para terminar rápido, pero... se interpusieron muchas cosas divertidas entre mi tesis y yo, por lo que ésta se guardaba en un cajón casi todos los días, para asomarse sólo de vez en cuando para reclamarme el abandono.

Fue un año entero de diversión al puro estilo nini. Ese periodo de “estar haciendo la tesis” requiere concentración y tiempo. Pero como no hay presiones laborales ni de horarios, es demasiado sencillo no hacer casi nada. Y digo “casi” porque tampoco abandoné la tesis completamente: de repente la sacaba a pasear por alguna biblioteca, o la cargaba en el transporte público. Aún así la dejé un poco al olvido, aunque conseguí que me pagaran por escribirla.

Pero el tiempo se las cobra, y me reclamó en la cara que la haya dejado tan solita y no la mimara lo suficiente. Los plazos y las prisas me alcanzaron, por lo que estuve unos cuatro meses dándole todo lo que no le dí cuando debía.

Pero el verdadero infierno fueron los últimos dos meses, de los cuales apenas voy saliendo.

Fueron dos meses de infierno burocrático. Parece que la Universidad se las cobró conmigo, por haber tardado tanto, y me pidió sellos, firmas, informes, fotografías y fotocopias, siempre bajo el reclamo de mi tardanza y el pesimismo de que no podŕia concluir. Hoy ya acabé. No me he titulado aún, pero al menos puedo olvidarme de la burocracia, eso sí, no sin una que otra lágrima que lloré de impotencia al toparme con una pared durísima que me exigió más perseverancia de la que imaginé.

Ese exceso de burocracia me hizo comprender el fracaso del stalinismo, caray!

1 comentario:

Carlos dijo...

Hola:

Ohh, qué gusto me da saber que ya concluiste tu tesis, y mejor aún que haz sobrevivido a esa tramititis.
Pura envidia de la buena tocaya.
Ahí me pasas luego una copia del "Cómo sobrevivir en el trámite de titulación y no morir en el intento"

FELICIDADES, un abrazo