martes, 23 de noviembre de 2010

Spirit

Todo comenzó cuando el día de hoy, hojeé una edición ochentera del libro de Álvaro Matute acerca de la revolución: La Revolución Mexicana: Actores, Escenarios y Acciones. Leí el epílogo incluído después de la primera edición, en el que habla acerca de las diferentes posturas historiográficas desde que comenzaron a aparecer textos que hablaran de ese suceso, comenzando con el de Madero, La sucesión presidencial.

La continua caracterización de la figura heróica de Madero contrasta con una personalidad que se asoma como excéntrica y hasta “ingenua”. Este concepto refiere a que sus estrategias políticas fueron contraproducentes en su ejercicio del poder. Si bien Madero era un ferviente creyente del concepto “democracia”, a partir de la escritura de La sucesión presidencial puede inferirse una postura acrítica del término, en la que se consideran conceptos que le atribuían al “pueblo” cualidades como la “sabiduría” o la “salvación”. Probablemente la influencia del espiritismo llevó a Madero a confiar plenamente en que el pueblo podría dirigirse a sí mismo, sin tomar en cuenta que ése mismo pueblo estaba compuesto por individuos e individuas con una diversidad avasallante de posturas, ideologías y creencias.

Aún así, el propio Madero consideraba que el pueblo nunca se equivocaría en sus decisiones, porque siempre estaría en favor de su “progreso” como colectividad. Bajo este tamiz positivista, Madero no concebía que la violencia que él mismo había desatado desde que llamó a las armas en el Plan de San Luis, podría volverse irrefenable; y quizá por eso no se percató de que sus subalternos estaban conspirando en contra suya.

Finalmente el creía que el pueblo existía como un ente abstracto e idílico, compuesto por una colectividad homogénea que se movía siempre hacia el mismo lado. Sin embargo, en realidad estaban comenzando a manifestarse las múltiples divergencias, debido a la puerta abierta que, por primera vez después de más de 30 años, había permanecido cerrada: la de la participación política.

Luego, recordé que anoche soñé con Francisco I. Madero. Lo que pasó fue que me dormí leyendo un texto de Friedrich Katz acerca de Pancho Villa, y seguí soñando que leía, pero en mi sueño el texto hablaba de Madero. Repentinamente, estaba viendo un discurso de Madero muy cerca de donde vivo, y esa imagen era muy curiosa, porque mientras el fondo era muy colorido (en tonos azul, turquesa y con motivos mudéjares), Madero era color sepia. Es obvio que no podría imaginar a Madero a colores, porque nunca lo he visto así.

Entonces, a partir de haber soñado con Madero y tras pensar en su espiritismo como algo que influyó en la actitud políticamente torpe durante su gestión, recordé que según Matute, La sucesión presidencial es un texto de bajo perfil, con argumentaciones poco analíticas acerca de la necesidad de una transformación política. En ese libro apenas dirige una leve crítica a Díaz, y habla de un tránsito pacífico hacia la sucesión presidencial, es decir, no concibe la toma de las armas. Por eso el concepto de “democracia” es imaginado sin detallar cómo van a plantearse los mecanismos de su puesta en marcha.

No existían instituciones, y la lucha por el poder se comenzaría a dar por la vía violenta. Por eso los exporfiristas verían esa como la única forma de tomar de nuvo el poder y asesinaron a Madero.

Y me quedé pensando en esa idea de que los espíritus le hablan a los vivos, como creía Madero, y no pude evitar pensar en lo excéntrica que me parece esa idea. Se supone que mediante algunos rituales puede “contactarse” con los muertos. Con ironía, me imaginé que el espíritu de Madero se me había aparecido en mi sueño, y esa idea me dio risa.

Entonces pensé que ya era hora de preguntarle a Katz cosas sobre Villa, porque aunque Katz acaba de morir, es real que a través de sus textos todos los muertos nos pueden seguir hablando.

1 comentario:

Carlos dijo...

Hola:

Me cae que lo que dices es bien cierto. En primer semestre Enrique Florescano -aún vivo- me explicaba, por la misma vía que Katz te habló de Madero, las ideas principales de su obra Memoria Mexicana. Jaja, y también me quedé dormido leyendo su texto. Empiezo a creer en la ósmosis libro-cerebro.

Saludos tocaya