martes, 16 de noviembre de 2010

Escribo

Cuando era niña -según recuerdos ajenos que decidí hacer míos por parecerme interesantes- un futurólogo mexicayotl me leyó el destino a a partir de mi fecha de nacimiento y dictaminó que sería escritora. Hoy no lo soy. Lo que más me acerca a esa actividad son mis apuntes tangibles en libretas dispersas, y las letras que están aquí: virtuales existiendo en un lugar indeterminado. Jugar con las palabras me atrae mucho, pero más allá de decir sandeces en la vida real, transcribir pensamientos en los moldes de las palabras escritas es una actividad de tanto respeto, que sé que más allá de exponer mi cotidianeidad microespacial en este lugar, no me sería sencillo inventarme escenas inmateriales.

Aunque me gustaría intentarlo. Quizá un día de estos me ponga a inventar una historia de clichés, nomás para ver si puedo llenar mis tiempos vacíos con las letras. Seguramente si hago como ahora, que escribo sin tener qué escribir, no pueda hacer nada más allá de una perorata indefinida e irrelevante, como este post madrugador que no tiene letra, no tiene acento, no tiene contenido y está hecho para llenar un hueco que el sueño dejó en mi subconciente insomne.

Insomne.

 

Insomne.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Funes discernía continuamente los tranquilos avances de la corrupción, de las caries, de la fatiga. Notaba los progresos de la muerte, de la humedad. Era el solitario y lúcido espectador de un mundo multiforme, instantáneo y casi intolerablemente preciso...Le era muy difícil dormir. Dormir es distraerse del mundo"

Funes el memorioso
Jorge Luis Borges