Según la historia oficial trazada por el PRI, que gobernó durante más de setenta años este país, la nación tiene una esencia moderna y liberal que se fue conformando a partir de acontecimientos muy precisos, que fueron delineando el sistema social y político que los mexicanos “somos”. Uno de esos hitos es el de la reforma liberal de mediados del siglo XIX, que se plasmó en la Constitución de 1857 y en las sucesivas reformas. Según ese cuento de libro de texto, el Estado es laico y la educación es laica y la iglesia como que ni existe. Pero, se trata de una ausencia extraña…
Pensaba en esos liberales que “nos dieron Patria”. Por mucho que se les critique por las consecuencias negativas que trajeron sus reformas, principalmente en lo relativo a la intención de expandir la pequeña propiedad privada (que trajo como consecuencia el despojo y el acaparamiento), lograron algo que se había intentado al menos desde 1833, con las reformas de Gómez Farías: separar al Estado de la iglesia católica. Ellos pusieron por primera vez en papel oficial que la iglesia no tenía nada que ver con el manejo de la política en este país, simplemente omitiendo el artículo que había estado en todas las constituciones anteriores que decía algo así como: “la religión es y será la católica apostólica y romana”.
Implícitamente, en la Constitución de 1857 la iglesia ya no era una misma con el estado, y la gente podía libremente ejercer la religión que le diera la gana y la iglesia no podía tener posesiones ni hacer actos de culto público. Ya después, estas leyes no desaparecieron, pero no se cumplieron del todo porque, no hay que dudarlo, para los políticos tener de aliada a la iglesia les da una ventaja que ninguna otra corporación les puede dar: el control de las conciencias. Porfirio Díaz lo entendió muy bien, y ya después de la revolución los priístas también. A partir de la presidencia de Ávila Camacho las relaciones de los políticos con la iglesia católica han sido tersas tersas como el terciopelo.
Desde 1992 la situación se volvió todavía más amistosa, porque se anuló una ley que prohibía a los sacerdotes y prelados poder participar en elecciones. Si bien sólo se aceptaba que podían votar, el significado era que a partir de ese momento se le abrían las puertas a la iglesia para que participara abiertamente en política. Aunque finalmente lo había hecho desde siempre, incitando a los laicos católicos a inclinarse hacia uno u otro lado de la balanza, ahora eso se podía hacer con mayor soltura y sin represalias: se estaba aceptando que públicamente la iglesia podía tener una voz como institución en el juego político.
Todo esto ha tenido un peso enorme en la manera en que se han manejado muchos asuntos de la agenda nacional en los últimos años en nuestro país, porque la iglesia y algunos políticos se aprovechan de que el mismísimo dios habla a través de la boca de todo sacerdote. Ejem ejem!, más bien de que eso es lo que creen muchos.
Pero las cosas ya están llegando a un extremo insoportable, como el Fecal dando un discurso en el encuentro de las familias o la iglesia condenando leyes, como las que tienen que ver con el derecho de las mujeres a decidir su maternidad, y más recientemente la de la unión de parejas del mismo sexo. Pero el escándalo rebasa la línea del cinismo en cosas como el Papa bendiciendo al Peña Nieto en una situación disfrazada de oficialismo diplomático, en la que la otra corporación más mierda del país pone la cereza del pastel con una actricilla como puente entre la noticia política y los espectáculos. Vaya espectáculo más decadente!
Me caga ver que se use a dios (pura retórica) como anzuelo incuestionable para lograr fines de manipulación pura. Es (repulsivamente) admirable como el Peña Nieto Neutron ha logrado mover todas esas piezas para hacer que la población católica y telenovelera caiga en el jueguito.
Me caga que exista un tequila que se llame cristeros!!
Pero me encanta este video.
Ella no es una psicópata que requiere ayuda psicológica. Es una mujer harta de tanta basofia. Desde el zapatazo a Bush el discurso público, ese en el que se mantiene el decoro y los protocolos se cumplen como señal de respeto, se está yendo al carajo en muchos lados…