A raíz de las últimas entradas, y del comentario de la anterior, me he quedado con la inquietud de seguir pensando el asunto. Me parece que se trata de un problema muy complejo, en el que están implicadas muchas personas, desde algunos estudiantes, hasta los comerciantes y por supuesto las autoridades universitarias. No por nada nuestro director escribió en su despedida en el "metate" que la cuestión del Che sigue como un pendiente, que durante su administración no se pudo resolver.
Me parece que lo que los compañeros argumentan en favor del Che es sumamente loable. Nos dicen que es un proyecto autogestivo, alternativo y autónomo en el que se realizan eventos culturales, políticos y artísticos: es un "espacio amplio y plural que se mantiene gracias al trabajo autogestivo que realizan la colectividad de grupos e individuos que en el trabajamos" dicen. Sin embargo, el proyecto que nació desde que terminó la huelga del 99, me parece, se ha ido desvirtuando al grado de que la mayoría de los estudiantes creemos que ya es un espacio que no sólo no contribuye con la vida académica de la Facultad, sino que incluso la obstaculiza.
Después de todo, los comentarios que he hecho al respecto, tanto e la huelga como de lo que pasa en el Che, son una opinión muy personal que hago como estudiante que no ejerce el activismo, pero que tampoco cree que el activismo sea una ociosidad, en cualquiera de sus manifestaciones.
miércoles, 4 de marzo de 2009
Más del Auditorio Justo Sierra
Membretes incomprensibles y arbitrarios
intentos por decir algo inteligente,
opinión
martes, 3 de marzo de 2009
Auditorio Justo Sierra
En la entrada anterior escribía sobre una visión muy personal de la huelga del 99, que no es más que un relato de una experiencia muy superficial en ella, porque yo no fui huelguista. Sin embargo, ese movimiento tuvo repercusiones en la vida de los universitarios, entre los que me incluyo desde que entré a la Prepa 5. Las palabras que escribía con comillas: "rebelde" y "espíritu" (revolucionario) están así, porque sería muy ingenua al autodenominarme como "revolucionaria" o "rebelde".
Yo soy una persona sensible a la injusticia social, pero la actividad política y "revolucionaria" es para mí un asunto que se debe tomar muy en serio, y debe pensarse bien para no terminar siendo un "revolucionario" de esos que andan por la vida hablando de la injusticia, la anarquía, el capitalismo y la movilización obrera como un montón de palabras "políticamente correctas" y vacías de contenido.
Ahora, a 10 años de terminada la huelga, he podido ver cómo la actividad política que fue tan exacerbada en 1999 y 2000, ha perdido vigor, en gran medida por las diferencias entre los propios estudiantes. Mi escuela, la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM es un caso ejemplar. Actualmente se habla de "sectores" claramente diferenciados, entre los que se ubican desde los "anarquistas" hasta los estudiantes "formalmente de derecha".
Yo no podría decir que los "anarquistas" sean realmente "anarquistas" (koprotkianos, bakunianos, magonistas o revolucionarios), porque al parecer su actividad política se limita a mantener "okupado" un auditorio universitario (Justo Sierra-Che Guevara) como bodega para la mafia de comerciantes que venden fuera de la Facultad, como antro y salón de fiestas. Ni qué decir del comedor vegetariano al que se puede entrar sólo armado de mucho valor luego de ver cómo las verduras están secándose al sol en plenas escaleras, o cómo la ropa interior sucia de los "paracaidistas" que habitan el lugar se se seca en la cocina. En fin, como creer que esa gente es anarquista cuando fuera de su "okupa" se observa la leyenda "fuera de la anarkia solo existe la libertad" (¿?).
Por el otro lado están los estudiantes que no ejercen el "activismo" a la manera tradicional. Es decir, no apoyan los paros, no suelen ir a marchas (tal vez algunas veces) ni hacer grandes mantas o periódicos murales. Eso no implica que sean "indiferentes" a los problemas sociales o políticos, pero sí están probablemente pensando en pasar el tiempo en las bibliotecas, asistir a clases, y en general dedicarse de tiempo completo a ser "estudiantes".
Finalmente se trata de dos posturas distintas, que en los últimos años se han mostrado como irreconciliables. Habemos estudiantes que pensamos que cerrar la escuela o parar el tránsito no funciona como una vía efectiva de concientización y ni siquiera de manifestación, y más bien por el contrario, le da a los "noticiarios" material para decir que los estudiantes de filos somos unos huevones improductivos, grilleros y marihuanos. En las notas que salieron en televisión sobre el paro que se hizo hace dos años por lo sucedido en Atenco, curiosamente los camarógrafos buscaban la imagen del compañero más extravagante en su vestimenta, el de las rastas más largas o el que a leguas llevaba días sin bañarse. No se crea que esto es una especie de discriminación de mi parte, pero mucha gente fuera de nuestra facultad asocia eso (desafortunadamente) con el vandalismo o lo que en tiempos de la huelga se difundió como "pseudoestudiantes".
En fin, aunque ya estoy por salir de esa escuela, debo decir que espero que pronto pueda llegarse a un acuerdo para recuperar para todos los estudiantes el auditorio Justo Sierra, y que sea utilizado para eventos académicos que hagan honor a una de las más importantes facultades en humanidades del mundo.
Si alguien se interesa en la movilización estudiantil por la recuperación del Auditorio Che Guevara, visiten Liberemos el Che
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opinión
viernes, 27 de febrero de 2009
La huelga del 99
Hace algunos años leí el libro de "La contracultura en México" de José Agustín, y justo hoy estaba pensando en que me gustaría saber qué sería lo que contendría una revisión y ampliación de ese texto. Luego, Oscar me dijo que ese señor ya no podría decir mucho al respecto, porque por su edad y condición, hablar de la contracultura en la actualidad le resultaría demasiado ajeno (incluso hablar de "contracultura" en el presente, en que el referente de lo "cultural" se ha diluido, podría resultar infructuoso para cualquiera que trate de reflexionar sobre el asunto, y no se diga para el que quiera sentirse "contracultural"). Fue entonces cuando recordé cómo el contenido del libro va desde los beatnicks hasta los rastas, darks, punks, etc. de los noventa, pero el autor pone mayor atención a los "jipitecas" setenteros, de esos que andaban bailando medio encuerados y totalmente mariguanos en Avandaro.
Por supuesto, si es su época, su experiencia, su pasado...
No pude evitar pensar en mi época, y recordar lo crucial que fue para mi el haber vivido tiempos de gran agitación política juvenil. Durante mi adolescencia estuve en un lugar y en en un momento que configuraron mi existencia. Recuerdo cómo la inquietud de la "rebeldía" se encendió en mi desde que iba en la secu, y me esforzaba por hacer justo lo contrario de lo que las figuras de autoridad de entonces esperaba que hiciera, aunque eso significara simplemente hacer estupideces. Ya en la prepa, me encontré en un lugar propicio para que se desatara ese "espíritu", porque entré a la UNAM a unos cuantos meses de terminada la huelga del 99. Yo no viví la huelga más que de oídas, pero al encontrarme en medio de un ambiente en el que se hablaban de cosas como la gratuidad en la educación, la globalización, la injusticia social, la opresión capitalista etc. etc., no pude evitar sentir una gran atracción por conocer de qué diablos se trataba todo eso.
La huelga terminó el 6 de Febrero de 1999, y yo entré a la prepa en octubre de ese mismo año. En la sociedad se expresaba un hartazgo exacerbado hacia el partido que había estado en el poder durante unos setenta años (contando los años de penerrismo, perremismo y priísmo). En el año 2000, ese partido perdió las elecciones federales por primera vez, porque mucha gente se había convencido de que quería que las cosas cambiaran, y aunque es muy probable que no supieran exactamente qué cambio querían, votaron en contra del PRI (y no a favor del PAN, que ganó las elecciones).
Sin duda se trató de una época de efervescencia política, que muchos jóvenes de la Ciudad de México experimentamos bajo la sombra de los resabios de la huelga. Yo recuerdo bien aquéllos conciertos masivos en Ciudad Universitaria, en los que miles y miles de jóvenes escuchábamos ska, reggae, y en general "rock" pagando no más de treinta pesos.
Ibamos autodenominándonos "globalifóbicos", reivindicando la lucha neozapatista o recordando la huelga (en la que muchos ni estuvimos); pero lo más importante era el desmadre. Ahora a unos cuantos días de cumplidos 10 años de terminada la huelga, no puedo dejar de mostrar una ligera sonrisa por esos años de goce irresponsable e irreflexivo, y no puedo tampoco dejar de pensar en lo que ahora viven los chavos de 15 a 17 años. Sin duda estoy envejeciendo rápido, porque como ente ajeno a su experiencia, debo decir que no los entiendo, y no puedo dejar de pensar que mis tiempos fueron mejores.
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martes, 17 de febrero de 2009
Resplandor teotihuacano
Siempre he creído que el culto a los objetos, llámense santos o bolsas de diseñador, tiene que ver con la facilidad con que nuestro cerebro asimila lo que puede explorar con los sentidos. Me explico: el culto a un santo de cerámica, al que se le puede pedir algo con acariciarlo, besarlo o ponerlo de cabeza, no lleva tras de sí un conocimiento teológico complejo, sino que se reduce a algo que se puede ver, tocar, oler, etc. Entonces no está presente aquí un pensamiento abstracto, como el que implicaría tener hacia eso que llaman Dios como ese ente omnipotente y omnipresente, y más bien se le rinde culto a un "ídolo" (como dirían los evangelizadores españoles del siglo XVI).
En el caso de la bolsa de diseñador ocurre algo similar. Existe algo abstracto que se llama "status" e incluso "moda". No se puede definir fácilmente lo que eso significa, porque se trata de muchas cosas a la vez que cambian constantemente, englobadas en eso que supuestamente es lo "mejor", que te hace sentir en cierta forma "superior" que los que no comparten tu "nivel de vida". La bolsa de diseñador funciona como una síntesis de esa cosa abstracta que "todos quieren". Te hace ver bien ante los demás, porque precisamente es algo que se exterioriza, que se ve y se toca, y no hay quien pueda decir que tu "status" no está ahí, frente a sus ojos.
Las cosas tangibles, entonces, llevan a la exteriorización de cosas abstractas y hasta simbólicas que están contenidas en esos objetos.
No sé si todos los objetos que manejamos en nuestras vidas tienen un contenido simbólico, pero creo que si escarbamos un poco y tratamos de ir más allá de lo que nos dicen los sentidos, podemos vislumbrar algo más...
Todo esto lo escribo porque estaba viendo unos videos sobre las excavaciones en Teotihuacan para poner luces y sonido. En ninguna medida soy prehispanista o indigenista, pero sí creo que los restos materiales que conservamos, constituyen una forma tangible de pensar en nuestro pasado, un vestigio innegable de que hubo otros hombres y mujeres antes de nosotros, y que es por lo que hiceron o dejaron de hacer que estamos donde estamos.
El daño que se está haciendo a esas piedras, significa un ataque a los objetos que pueden hacer brotar en nosotros un dejo pequeñito de conciencia sobre el paso del tiempo, y las afectaciones no son sólo a la materia, sino a la memoria histórica. Lo que está detrás del desinterés por cuidar el patrimonio, es el desdén hacia todo aquéllo que haga pensar, aunque sea un poco a las personas. Cada hoyo en esas piedras simboliza un ataque a la cultura.
Como ciudadana, muestro mi indignación por este medio hacia el "resplandor teotihuacano"
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intento reivindicativo chaqueto
sábado, 14 de febrero de 2009
Sobre "Waking Life"
Tuve un sueño loco, del que acabo de despertar.
Sé de dónde surgió el contenido de mi sueño: recientemente vi "Waking Life", película realizada en 2001 en la que se plantea el irrresoluble problema de la imposibilidad de hacer consciente nuestra propia consciencia. No me siento totalmente capacitada para escribir problemas filosóficos, y seguramente para escribir sobre la película debería hacerlo, ya que la trama se desenvuelve a través de un sinfin de soliloquos en los que distintos personajes se preguntan sobre cuestiones filosóficas, como hacia dónde se dirigen los saberes de la humanidad, si la idea de evolución biológica y la superioridad del hombre con respecto a los demás seres vivientes es aún vigente, el problema de la responsabilidad en el existencialismo sartreano, etc.etc.
El personaje central de la película es un muchacho, y podemos escuchar todas las rebuscadas peroratas porqué van dirigidas hacia él. La cuestión de la película, es que él no sabe si está dormido o despierto, y está tratando de encontrar las claves para saberlo. De ahí las reflexiones filosóficas.
Se trata de una película en la que se crea esa sensación de confusión, a la manera de "Existenz" o "Videodromo" de Cronenberg, o incluso de "Matrix". Hablo de esa confusión en la que dejamos de saber si realmente existimos como creemos que existimos, o si somos sólo una parte de un gran sistema en la que la voluntad propia está controlada por algo superior. En "Walking Life" la confusión radicaría en saber si estamos o no en la realidad que creemos, o si estamos soñando, a la manera del muchacho de la película, quien no está capacitado para saberlo y busca en la interación con distintos personajes la respuesta. Uno de ellos le dice que una forma práctica de saberlo es encender un apagador, si éste no funciona es probable que esté soñando.
El tiempo y el espacio dejan de responder a su curso "natural", y una gama infinita de posibilidades se abre, porque los límites que nos impone la cuadrada realidad se diluyen para dar paso a una situación en la que se puede tener el contro total de lo que pasa.

En mi sueño de anoche quise apagar la luz, y no funcionó el apagador, y aún así no supe si estaba soñando o no, pero sí sabía que podía actuar de la manera más irracional y loca posible, y así lo hice. Hubo mucha confusión, la misma que podría sentir en cualquier momento de mi vida si pienso mucho en el asunto. Tal vez sólo debería salir volando por mi ventana.
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chaquetas mentales,
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sueño
miércoles, 4 de febrero de 2009
Café
Odio los días de frío, abrir mis ojos por la mañana y darme cuenta de que mi espalda está destapada. No sé porqué mis pies siempre están a cero grados, no sé porqué me duelen de noche si entro a mi casa tarde. La sensación de entumecimiento está en mis manos, y escribir se vuelve difícil; mis dedos no responden, se contraen y adquieren voluntad propia.
Sin embargo, adoro el café. Ese olor exquisito que me despierta con solo olerlo. Tal vez debería dejar de pensar en el frío y en el dolor, y pensar en la taza de café que me espera deliciosa en este frío día.
Oh, si!
Seguramente hoy tomaré el café más delicioso de mi vida.
lunes, 2 de febrero de 2009
Día de incertidumbre
Hoy la confusión arremetió en contra mía.
El descanso oficial fue la mejor manera que ideó nuestro gobierno para que a los mexicanos no se nos olvidaran ciertas cosas, como la Independencia, la revolución (que ha perdido su buena fama, y por eso no se oye hablar mucho de ella) y por supuesto la celebración de la Constitución de 1917, y por eso me levanté de mi cama muy contenta pensando que hoy el calendario oficial nos premia con uno de esos días de conmemoración histórica.
Tenía la convicción de disfrutar al máximo este día, y mi plan era el de salir de mi casa, abordar el metro Consti y dirigirme a la heroica línea verde para pasear por metro Guerrero, Juárez, Niños Héroes, Zapata y División del Norte, y pensar un poco en el significado de un día como hoy, en el que se celebra la Constitución de 1917. Sin embargo, me sorprendí al ver que estaba rodeada de gente que traía en sus brazos cerámicas con forma de niño Dios, vestidas con todos los disfraces imaginables: San Juditas, Sagrado Corazón, apache, bebé con sonaja, spiderman, niño de la virtud, la esperanza, y luchador. Fue hasta entonces que recordé que no era hoy 5 de Febrero, sino 2 de Febrero, día de la Candelaria.
No sé qué es una Candelaria, y tengo una vaga idea de qué es una Constitución, pero lo que si sé es que teóricamente son cosas separadas e irreconciliables. Sin embargo hoy se amalgamaron en una simbiosis extraña y desigual, porque la ganona era precisamente la celebración religiosa ¿a caso alguien se acuerda de la Constitución?
Mi itinerario debía cambiar, porque eso de andar disfrutando de mi descanso oficial conmemorativo de la Constitución un 2 de febrero, seguramente haría que Juárez se revolcara en su tumba, y no iba a visitar su estación de metro para ver como todos los niños Dios tomaban vida cual Chuckys, e hipnotizaban a sus dueños obligándolos a destruir el inmueble. Fue así que debía decidir qué rumbo tomar, y la cosa no fue difícil porque tenía muchas opciones: San Juan de Letrán, Santa Anita, Basílica, Isabel la Católica, San Antonio Abad o La Purísima. La primera que descarté fue La Purísima, porque pensé que seguramente ni me dejarían entrar así que debía decidir entre las demás.
Comencé a ponerme nerviosa cuando apareció a mi lado un niño enorme que me recordó al Nenuco que en mi infancia me ponía los pelos de punta, por lo que mis ganas de pasear se esfumaron. Entonces preferí comprarme una torta de tamal para no desentonar con las tradiciones de hoy, y no pasear para no exponerme a presenciar el derrumbe del laicismo.
Creo que sólo me queda esperar que el Jueves alguien recuerde que en algún lugar escondido de este país, hay un librito empolvado que de vez en cuando alguien hojea para "partirle el queso" a alguien, con los "recovecos de la Ley".
Membretes incomprensibles y arbitrarios
cuentos chinos,
debraye irrelevante medianamente interesante
sábado, 31 de enero de 2009
La Orden nada
A partir de esta entrada escribiré en versión justificada. No sé porqué, pero en algún lugar aprendí que eso era lo correcto, y como las personas buenas hacen siempre lo correcto, y como soy buena persona, y como lo bueno es escribir justificado, y como lo justificado hace buenas a las personas, pues me justifico diciendo que no sé si soy realmente buena, pero lo aparento con una justificación de mi bondad.
En verdad que escribir así es más bonito, más presentable y mejor, porque cuando las líneas aparecen todas desordenadas da la impresión de que yo también soy una desordenada en todo lo que hago. Y eso no es verdad, porque yo siempre lavo mis trastes cuando acabo de comer.
Aunque pensándolo bien, creo que el "orden" no es lo mío, porque suelo hacer las cosas al revés, o empiezo por la mitad, me regreso al pincipio y luego termino. Por ejemplo, empecé a escribir esta entrada sin saber de qué iba a tratar, y ahora, después de unos cinco minutos de estar aquí piquele y piquele al teclado, ya se me ocurrió escribir sobre el orden:
El orden es un mecanismo de nuestro cerebro para darle sentido a lo que queremos conocer, en el que por medio de la fragmentación de lo que estamos analizando podemos lograr ver parte por parte para saber que función cumple cada elemento, y así comprender el conjunto. El orden también nos remite a el método, es decir, a seguir las instrucciones paso por paso, para llegar a un objetivo.
El orden es el mejor camino para lograr algo. Yo por mi parte espero llegar a escribir por lo menos un párrafo más, con orden y vuen juisio, para lograr cumplir con un ovgetibo claro: darle sentido a un montón de letras que van a ser leídas por alguien que conose las clabes de la comunicasión escrita y qe ordena los zignos que ovcerba en un afán por darle centido a un penzamiento cin horden.
Membretes incomprensibles y arbitrarios
chaquetas mentales
sábado, 24 de enero de 2009
Juro que logré viajar en el tiempo
Atrás de mi casa hay un negocio maravilloso, en el que venden todos los artículos de limpieza imaginables a precios baratísimos y justo hoy me dirigía hacia allá para comprar cuatro litros de cloro por ocho pesos, cuando escuché el Jarabe Tapatío. Aunque no soy tapatía, sino chilanguísima, y hasta sé que por alguna extraña razón los jaliscienses tienen una aversión especial hacia los defeños, no pude evitar sentir que mi piel se ponía chinita chinita, como la que debe tener la china poblana (ay! si hicieramos una lista de los "provincianos" que odian a los chilangos, los poblanos ocuparían el primer lugar).
Mi curiosidad innata me empujó a asomarme para ver a qué se debía tal escándalo. Luego de pedir permiso a los presentes logré llegar al frente, no sin dar pisotones y empujar a algunas señoras (habilidad que he aprendido gracias al transporte público, con entrenamientos diarios en este arte de abrirse paso entre la multitud). El espectáculo consistía en un ballet de danza folclórica compuesto por unas 15 niñas y unos 8 niños; no me sorprendió que hubiera más niñas que niños, porque a las mujeres se nos da eso de la bailada no? Bueno, pues el magno evento se reailzaba por la inauguración de un Módulo de Atención Ciudadana.
En ese momento no me importó para qué diablos servía un Módulo de Atención Ciudadana, y sinceramente creo que la mayoría de los que estábamos ahí más bien pensabamos en ver el show completito, para que los organizadores nos dieran de los tacos de canasta que estaban listos en una mesa a la
vista de todos.
Al ver el show de danza folclórica, seguido por otro de bailes prehispánicos, no pude evitar sentir que había sido transportada al pasado. Juro que logré viajar en el tiempo. No sé cómo sucedió, pero repentinamente estaba yo totalmente instalada en la década de los treinta. Lo sabía porque el cartel enorme con letras negras y fondo amarillo que decía Módulo de Atención Ciudadana había cambiado, y ahora tenía tres colores: verde, blanco y rojo, y tenía tres letras enormes y negras: PRM. Además había debajo una leyenda celebrando la expropiación petrolera. Guau!!! un montón de gente viendo las coloridas danzas folclóricas, y sintiéndose bien mexicanotes, en medio de esa celebración en la que se expresaba una gran confianza en el futuro, y sobre todo la afirmación tangible de que la revolución estaba haciendo justicia.
Pude darme cuenta de que la gente que estaba a mi alrededor veía con cierta extrañeza el show, y en ese momento recordé que para ellos, las danzas folclóricas, la música con mariachi, los colores fosforecentes y las trenzas adornadas con enormes listones no tenían todavía el significado nacionalista que nosotros, en pleno siglo XXI reconocemos a la primera. Para los hombres y mujeres de esos tiempos, la cultura de "lo nacional" era una cosa nueva, que seguramente resultaba ajena y extraña, pero al mismo tiempo agradable y sobre todo daba un sentimiento que los hacía sentir como que tenían algo en común con los que estaban a su alrededor, ya fueran jarochos o poblanos. Se trataba del mismo sentimiento que me hizo chinita como la China poblana, y que me había sido heredado a través de generaciones educadas por escuelas públicas que fomentaban el amor a la patria justamente mediante teatritos como las ceremonias cívicas en las que nos obligaban a saludar a una bandera, cantar un himno y jurar lealtad a México México ra ra ra!!!
De repente estaba de nuevo en 2009. Vaya que surtió efecto el nacionalismo aunque ahora la confianza en el futuro se haya disipado, pensé, cuando vi que todo mundo tarareaba el Jarabe tapatío. No pude evitar sentir una especie de lástima o desilusión por esos hombres y mujeres de los treintas, que por primera vez sentían que la justicia estaba en puerta. Sin embargo, ver que se inauguraba un Módulo de Atención Ciudadana me pareció bien, y hasta creí que para algo ha de servir no? Finalmente eso es la confianza.
No puedo negar que se siente bien identificarse con los demás mediante rituales como ese, en los que el grito más alto de ajuuua!!! era la medida perfecta para saber quién es más mexicano. Yo, por supuesto no pude dejar de gritar, y hasta pedí que le echaran harta salsa a mis tacos.
Mi curiosidad innata me empujó a asomarme para ver a qué se debía tal escándalo. Luego de pedir permiso a los presentes logré llegar al frente, no sin dar pisotones y empujar a algunas señoras (habilidad que he aprendido gracias al transporte público, con entrenamientos diarios en este arte de abrirse paso entre la multitud). El espectáculo consistía en un ballet de danza folclórica compuesto por unas 15 niñas y unos 8 niños; no me sorprendió que hubiera más niñas que niños, porque a las mujeres se nos da eso de la bailada no? Bueno, pues el magno evento se reailzaba por la inauguración de un Módulo de Atención Ciudadana.
En ese momento no me importó para qué diablos servía un Módulo de Atención Ciudadana, y sinceramente creo que la mayoría de los que estábamos ahí más bien pensabamos en ver el show completito, para que los organizadores nos dieran de los tacos de canasta que estaban listos en una mesa a la
Al ver el show de danza folclórica, seguido por otro de bailes prehispánicos, no pude evitar sentir que había sido transportada al pasado. Juro que logré viajar en el tiempo. No sé cómo sucedió, pero repentinamente estaba yo totalmente instalada en la década de los treinta. Lo sabía porque el cartel enorme con letras negras y fondo amarillo que decía Módulo de Atención Ciudadana había cambiado, y ahora tenía tres colores: verde, blanco y rojo, y tenía tres letras enormes y negras: PRM. Además había debajo una leyenda celebrando la expropiación petrolera. Guau!!! un montón de gente viendo las coloridas danzas folclóricas, y sintiéndose bien mexicanotes, en medio de esa celebración en la que se expresaba una gran confianza en el futuro, y sobre todo la afirmación tangible de que la revolución estaba haciendo justicia.
Pude darme cuenta de que la gente que estaba a mi alrededor veía con cierta extrañeza el show, y en ese momento recordé que para ellos, las danzas folclóricas, la música con mariachi, los colores fosforecentes y las trenzas adornadas con enormes listones no tenían todavía el significado nacionalista que nosotros, en pleno siglo XXI reconocemos a la primera. Para los hombres y mujeres de esos tiempos, la cultura de "lo nacional" era una cosa nueva, que seguramente resultaba ajena y extraña, pero al mismo tiempo agradable y sobre todo daba un sentimiento que los hacía sentir como que tenían algo en común con los que estaban a su alrededor, ya fueran jarochos o poblanos. Se trataba del mismo sentimiento que me hizo chinita como la China poblana, y que me había sido heredado a través de generaciones educadas por escuelas públicas que fomentaban el amor a la patria justamente mediante teatritos como las ceremonias cívicas en las que nos obligaban a saludar a una bandera, cantar un himno y jurar lealtad a México México ra ra ra!!!
De repente estaba de nuevo en 2009. Vaya que surtió efecto el nacionalismo aunque ahora la confianza en el futuro se haya disipado, pensé, cuando vi que todo mundo tarareaba el Jarabe tapatío. No pude evitar sentir una especie de lástima o desilusión por esos hombres y mujeres de los treintas, que por primera vez sentían que la justicia estaba en puerta. Sin embargo, ver que se inauguraba un Módulo de Atención Ciudadana me pareció bien, y hasta creí que para algo ha de servir no? Finalmente eso es la confianza.
No puedo negar que se siente bien identificarse con los demás mediante rituales como ese, en los que el grito más alto de ajuuua!!! era la medida perfecta para saber quién es más mexicano. Yo, por supuesto no pude dejar de gritar, y hasta pedí que le echaran harta salsa a mis tacos.
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jueves, 22 de enero de 2009
Tradición chilanga.
Caminando por las calles de la Ciudad de México, lo ojos suelen inundarse de tonos grisáceos que están por doquier, desde el asfalto que pisamos, hasta el cielo que nos arropa. El Sol se asoma radiante en días calurosos, quemando con sus rayos repletos de iluminación Ultra Violeta nuestra piel tan potencialmente cancerígena. Es realmente común toparnos con personajes igualmente grices que reflejan en sus rostros el hartazgo, que pasa desapercibido tal vez porque los tonos fríos, tan característicos del ánimo citadino, combinan bastante bien con nuestro pesimismo constante.
Aún así, hay otros personajes que suelen llenar de jocosidad este lúgubre ambiente, al aparecer dentro de nuestro radio visual espontáneamente; basta con poner un poco de atención para descubrir que nuestro compañero de transporte tiene la cara idéntica al señor cara de papa, o que la mismísima Chachita nos está viendo desde el asiento de enfrente. Sin embargo, la tradición chilanga tiene sus reglas, y nosotros los defeños la cumplimos al pie: nunca debemos hablar con extraños. Por eso aunque el señor cara de papa o Chachita nos parezcan sujetos sumamente interesantes y divertidos, las reglas tácitas del comportamiento y la urbanidad nos han dicho siempre que no debemos hablarles, e incluso debemos evitar verlos fijamente a los ojos, no vaya a ser que crean que nos burlamos de ellos.
Por eso, una miradita esporádica y de reojo es lo más correcto para evitar cualquier malentendido. Lo primero que el señor cara de papa pensaría, si una muchachita como yo se le queda mirando es que quiero con él, cuando en realidad lo que me interesaría sería examinar si su bigote se quita y se pone, o ver si la papa de la que está hecha su cara está cruda o cocida. En el caso de Chachita es probable que si un joven la observa fijamente, se sienta agredida y comience a visualizarse con las manos amarradas en un cuarto oscuro, mientras su familia lucha por juntar el dinero de su rescate.
Es mejor no ver a la gente, para que no vayan a pensar cosas raras. Por eso yo hasta hago como que no veo a los que me rodean, y me pongo mis audífonos mientras observo como los demás están solos, solos, igual que yo, en esta ciudad superpoblada.
Aún así, hay otros personajes que suelen llenar de jocosidad este lúgubre ambiente, al aparecer dentro de nuestro radio visual espontáneamente; basta con poner un poco de atención para descubrir que nuestro compañero de transporte tiene la cara idéntica al señor cara de papa, o que la mismísima Chachita nos está viendo desde el asiento de enfrente. Sin embargo, la tradición chilanga tiene sus reglas, y nosotros los defeños la cumplimos al pie: nunca debemos hablar con extraños. Por eso aunque el señor cara de papa o Chachita nos parezcan sujetos sumamente interesantes y divertidos, las reglas tácitas del comportamiento y la urbanidad nos han dicho siempre que no debemos hablarles, e incluso debemos evitar verlos fijamente a los ojos, no vaya a ser que crean que nos burlamos de ellos.
Por eso, una miradita esporádica y de reojo es lo más correcto para evitar cualquier malentendido. Lo primero que el señor cara de papa pensaría, si una muchachita como yo se le queda mirando es que quiero con él, cuando en realidad lo que me interesaría sería examinar si su bigote se quita y se pone, o ver si la papa de la que está hecha su cara está cruda o cocida. En el caso de Chachita es probable que si un joven la observa fijamente, se sienta agredida y comience a visualizarse con las manos amarradas en un cuarto oscuro, mientras su familia lucha por juntar el dinero de su rescate.
Es mejor no ver a la gente, para que no vayan a pensar cosas raras. Por eso yo hasta hago como que no veo a los que me rodean, y me pongo mis audífonos mientras observo como los demás están solos, solos, igual que yo, en esta ciudad superpoblada.
Membretes incomprensibles y arbitrarios
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miércoles, 14 de enero de 2009
Rito de iniciación académica
Abrieron las puertas de par en par, y en ese momento pudo apreciarse el orden propio de un evento tan importante: cada quien tomó el lugar que le correspondía. A ningún revoltoso se le ocurrió en esta ocasión posar sus asentaderas en los lugares principales, reservados para las sabias y sabios de cabello blanco y barbas largas, por lo que no hubo necesidad dar las órdenes sutiles de "Discúlpe señora, pero este asiento esta reservado, sería tan amable de pasar a la parte de atrás, allá hasta el fondo. Sí, en aquél asiento de esa esquina, ¿alcanza a verlo?". Son excepcionales los casos en los que no hay que dar esas indicaciones, que rompen con el escenario inamovible de aquel solemne ritual, y por el contraro, todo marchaba bien durante esos momentos previos al gran acto. El ambiente se inundaba de murmuraciones, que subían de tono poco a poco, hasta que los decibeles alcanzaron un grado digno de cualquier pachanga dominguera.
Luego de algunos minutos apareció la directora, con su traje lleno de brillos, sombrero de copa y guantes blancos... tan blancos que una luz de neón en el lugar sería suficiante para cegar por completo a la audiencia. "Señoras y señores, niños y niñas, novatos y veteranos, licenciados y doctores, los saludooooo corrdialmente, en esta mañana académica, mágica y musical para presentarlessss nada menos y nada más queee... queee.... a Tessiiisstaaa!!!" (Aplausos).
Apareció ella, con el traje que acababa de comprar el día anterior; el cual no le ajustó y tuvo que abrocharlo con un enoooorme seguro imperdible para que pudiera cerrar. Dio unos cuantos pasos que dejaban ver a todas luces su inseguridad "No estés nerviosa, llevas más de 6 meses trabajando en esto! y tienes todo dominado, no olvides que no dormiste más que 3 horas diarias durante semanas, que no salías ni a la tienda por no perder tiempo, que tu familia y amigos ya no saben ni como es tu cara, que tu cabeza ya no ve otra cosa y desayunas tesis, comes tesis, sueñas tesis..."
La mirada de las sabias y sabios cabeza-blanca era claramente denostativa, ¿estarían pensando en el día que ellos tuvieron que pasar por este acto de iniciación?, ¿recordarán acaso fechas tan lejanas? ¿tendrán sentimientos? Tal vez ese ceño tan fruncido se formaba con el oficio, pensó la pobre Tesista, mientras miraba a su directora hacerle la típica señal de "ándele m'ija, no me haga enojar". "Enmudecí!!! es verdad, si pudiera decirlo. A aa mm ee lo que este, mmm jj aaaa esto esto... "
"Nuestra tesista les presentará un trabajo innovador, que habla de bla bla bla bla..." dijo la directora, salvando del bochorno a la pobre Tesista.
"Si!, lo tengo!" Y se armó de valor para continuar con la función. Tomó entonces sus pelotas y comenzó por el principio, que es lo que se debe hacer. Primero con una, luego con dos y entonces, la directora le lanzó una tercera pelota que pudo manejar sin ningún problema mientras decía ¡miírame mamá, mirame! Era tal su maestría y seguridad, que quizo tratar con cuatro pelotas; pero en ese momento el sabio poco pelo-blanco interrumpió diciendo: "Me parece que las expectativas lógicas de los individuos forjados por la ecuanimidad trazada bajo los cánones especializados de la naturalidad primigenia, deberían usar pelotas más grandes" Y todas las pequeñas pelotas cayeron justo en su cabeza.
"Páseme las del 3", le dijo a la directora, quien le lanzó primero una. La tomó y pensó: vamos, tú puedes! , y comenzó, "otra", gritó fuerte mientras esperaba que cayera la primera en su mano izquierda, "la tengo!". "Una más, vamos si puedo!" La directora dudó, pero la lanzó tan bien, que Tesista pudo cacharla a la primera; "Yes!" pensó. La sabia más anciana se levantó de su asiento lentamente. Era de estatura tan baja, que casi nadie se percató hasta que gritó "Si no lo hace con una mano, no valeeee!"
Ese grito tan semejante a un chillido, descontroló tanto a Tesista que dejó caer todas las pelotas, justo cuando estaba pensando en pararse de manos y malabarear con los pies "sí podía, sí podía, lo practiqué tantas veces frente al espejo" Sólo en ese momento, cada uno de los viejos y viejas dejaron ver una horrible sonrisa, que permitía ver su podrida dentadura. "Muy bien, creo que eso es todo", dijo el más anciano, "querida audiencia, es hora de tomar un pequeño receso mientras deliberamos, ok?"
Salieron todos con una cara de lástima hacia Tesista, mientras le decían cosas como "no estuvo nada mal", "bien hecho!" y "¿oye, de que dices que trata tu tesis?". La tesista no podía soportar la ansiedad y se hallaba tan cabizbaja que luego de ver tal espectáculo ninguno de los presentes se atrevió a dirigirle más la palabra, ¿qué podían decirle?
Mientras, dentro del recinto, los sabios conversaban sobre sus actividades del pasado fin de semana, sobre los chismes intelectualoides del momento "¿Sabías que el posdoctor Fulanito plagió la tesis de Sutanita?, si, pero ya sabemos porqué, jajaja!" "Oigan", dijo una sabia, "vieron que el pantalón de tesista estaba sujeto con un broche?" "Si, que simpática muchachita, yo creo que trabajó duro", dijo la más anciana, que había permanecido dormida durante casi todo el acto.
"Si tienes razón manis", le dijo otra sabia, que esperaba con ansias el día en que la anciana dejara vacante su plaza.
"Adelanteee", gritó la directora, mientras los espectadores entraban comiendo hot-dogs y palomitas. "Ya, tan rápido? Ay no me dio tiempo de ir al baño" dijo uno de ellos.
"Tenemos el veredicto", dijo el sabio de la barba más larga mientras se oía un fuerte ronquido de la sabia anciana. Ese fue el momento más jocoso de la tarde, que la anciana planeó para que se disipara el nerviosismo previo a la calificación final. "Considerando la atinada estructura que presentó nuestra tesista, la cual tuvo defectos poco trascendentes que pueden ser formalmente revisados atendiendo los imperativos estoico reverenciales propios de una institución seria como la que nos convoca, tenemos la convicción de que las cuestiones epistémicas deben caracterizarse atendiendo a las normas proporcionadas por las situaciones propias de nuestro sistema filosófico cultural ecléctico y optimista. Si pensamos en el pluscuamperfecto del subjuntivo, entonces nosotros otorgamos la mención honoríficaaaaa!!!"
"braaaaaavoooooo", pensó la directora, "eso ira a mi curriculum"
"Gracias, gracias", dijo tesista "gracias por este premio, no creí que aa mmm eeee... " mientras comezaba a llorar. Le pusieron su corona, le dieron su ramo de rosas, y salió del recinto lanzando besos a la audiencia.
Luego de algunos minutos apareció la directora, con su traje lleno de brillos, sombrero de copa y guantes blancos... tan blancos que una luz de neón en el lugar sería suficiante para cegar por completo a la audiencia. "Señoras y señores, niños y niñas, novatos y veteranos, licenciados y doctores, los saludooooo corrdialmente, en esta mañana académica, mágica y musical para presentarlessss nada menos y nada más queee... queee.... a Tessiiisstaaa!!!" (Aplausos).
Apareció ella, con el traje que acababa de comprar el día anterior; el cual no le ajustó y tuvo que abrocharlo con un enoooorme seguro imperdible para que pudiera cerrar. Dio unos cuantos pasos que dejaban ver a todas luces su inseguridad "No estés nerviosa, llevas más de 6 meses trabajando en esto! y tienes todo dominado, no olvides que no dormiste más que 3 horas diarias durante semanas, que no salías ni a la tienda por no perder tiempo, que tu familia y amigos ya no saben ni como es tu cara, que tu cabeza ya no ve otra cosa y desayunas tesis, comes tesis, sueñas tesis..."
La mirada de las sabias y sabios cabeza-blanca era claramente denostativa, ¿estarían pensando en el día que ellos tuvieron que pasar por este acto de iniciación?, ¿recordarán acaso fechas tan lejanas? ¿tendrán sentimientos? Tal vez ese ceño tan fruncido se formaba con el oficio, pensó la pobre Tesista, mientras miraba a su directora hacerle la típica señal de "ándele m'ija, no me haga enojar". "Enmudecí!!! es verdad, si pudiera decirlo. A aa mm ee lo que este, mmm jj aaaa esto esto... "
"Nuestra tesista les presentará un trabajo innovador, que habla de bla bla bla bla..." dijo la directora, salvando del bochorno a la pobre Tesista.
"Si!, lo tengo!" Y se armó de valor para continuar con la función. Tomó entonces sus pelotas y comenzó por el principio, que es lo que se debe hacer. Primero con una, luego con dos y entonces, la directora le lanzó una tercera pelota que pudo manejar sin ningún problema mientras decía ¡miírame mamá, mirame! Era tal su maestría y seguridad, que quizo tratar con cuatro pelotas; pero en ese momento el sabio poco pelo-blanco interrumpió diciendo: "Me parece que las expectativas lógicas de los individuos forjados por la ecuanimidad trazada bajo los cánones especializados de la naturalidad primigenia, deberían usar pelotas más grandes" Y todas las pequeñas pelotas cayeron justo en su cabeza.
"Páseme las del 3", le dijo a la directora, quien le lanzó primero una. La tomó y pensó: vamos, tú puedes! , y comenzó, "otra", gritó fuerte mientras esperaba que cayera la primera en su mano izquierda, "la tengo!". "Una más, vamos si puedo!" La directora dudó, pero la lanzó tan bien, que Tesista pudo cacharla a la primera; "Yes!" pensó. La sabia más anciana se levantó de su asiento lentamente. Era de estatura tan baja, que casi nadie se percató hasta que gritó "Si no lo hace con una mano, no valeeee!"
Ese grito tan semejante a un chillido, descontroló tanto a Tesista que dejó caer todas las pelotas, justo cuando estaba pensando en pararse de manos y malabarear con los pies "sí podía, sí podía, lo practiqué tantas veces frente al espejo" Sólo en ese momento, cada uno de los viejos y viejas dejaron ver una horrible sonrisa, que permitía ver su podrida dentadura. "Muy bien, creo que eso es todo", dijo el más anciano, "querida audiencia, es hora de tomar un pequeño receso mientras deliberamos, ok?"
Salieron todos con una cara de lástima hacia Tesista, mientras le decían cosas como "no estuvo nada mal", "bien hecho!" y "¿oye, de que dices que trata tu tesis?". La tesista no podía soportar la ansiedad y se hallaba tan cabizbaja que luego de ver tal espectáculo ninguno de los presentes se atrevió a dirigirle más la palabra, ¿qué podían decirle?
Mientras, dentro del recinto, los sabios conversaban sobre sus actividades del pasado fin de semana, sobre los chismes intelectualoides del momento "¿Sabías que el posdoctor Fulanito plagió la tesis de Sutanita?, si, pero ya sabemos porqué, jajaja!" "Oigan", dijo una sabia, "vieron que el pantalón de tesista estaba sujeto con un broche?" "Si, que simpática muchachita, yo creo que trabajó duro", dijo la más anciana, que había permanecido dormida durante casi todo el acto.
"Si tienes razón manis", le dijo otra sabia, que esperaba con ansias el día en que la anciana dejara vacante su plaza.
"Adelanteee", gritó la directora, mientras los espectadores entraban comiendo hot-dogs y palomitas. "Ya, tan rápido? Ay no me dio tiempo de ir al baño" dijo uno de ellos.
"Tenemos el veredicto", dijo el sabio de la barba más larga mientras se oía un fuerte ronquido de la sabia anciana. Ese fue el momento más jocoso de la tarde, que la anciana planeó para que se disipara el nerviosismo previo a la calificación final. "Considerando la atinada estructura que presentó nuestra tesista, la cual tuvo defectos poco trascendentes que pueden ser formalmente revisados atendiendo los imperativos estoico reverenciales propios de una institución seria como la que nos convoca, tenemos la convicción de que las cuestiones epistémicas deben caracterizarse atendiendo a las normas proporcionadas por las situaciones propias de nuestro sistema filosófico cultural ecléctico y optimista. Si pensamos en el pluscuamperfecto del subjuntivo, entonces nosotros otorgamos la mención honoríficaaaaa!!!"
"braaaaaavoooooo", pensó la directora, "eso ira a mi curriculum"
"Gracias, gracias", dijo tesista "gracias por este premio, no creí que aa mmm eeee... " mientras comezaba a llorar. Le pusieron su corona, le dieron su ramo de rosas, y salió del recinto lanzando besos a la audiencia.
Membretes incomprensibles y arbitrarios
cuentos chinos,
debraye irrelevante medianamente interesante
viernes, 9 de enero de 2009
Agua sabor populismo
Tomé un sorbo de esa deliciosa agua, tan refrescante, tan clara, baja en sodio y purificada bajo los más modernos métodos de captación de la opinión pública mientras pensaba "es tan rica así, en su botellita con etiqueta amarilla con el slogan de Feliz Navidad", y en ese instante traté de calcular cánto habrán costado cientos y cientos de botellitas diarias, que traen la felicidad a tantas personas que, dispuestas a pasar toda una mañana bajo el Sol, salen de patinar en el hielo del congelado Zócalo de la Ciudad de México. Luego recordé lo feliz que había sido durante esa hora en la que me sentí toda una patinadora de velocidad; cómo comencé agarrándome de la bardita de la pista mientras veía como a mi derecha rebotaba un muchachito obeso que se había caído; cómo después de avanzar unos metros con la seguridad que me daba la roja barda, me armé de valor para soltarme y comenzar SIN AYUDA a mover mis pies sobre el hielo para, luego de unos cuántos metros, caer dando unas cuatro vueltas en el sentido contrario de las manecillas del reloj. Pensé que tal vez si hubiera girado en el sentido contrario, habría podido sostenerme, pero como a veces me empeño en ir por la izquierda, no pude equilibrar mi diestro cuerpo torpe.
Afortunadamente un muchachito INJUVE llegó inmediamente a rescatarme, y yo me sentí tan socorrida y protegida que no me importó el dolor en mi gluteo izquierdo, por lo que seguí patinando más rápido esta vez, para demostrarme a mi misma que era capaz de mantener el equilibrio. La vergüenza por la caída no existió, porque con una persona cayéndose cada dos segundos, uno llega a identificarse tanto con sus compañeros de ranazos, que incluso dan ganas de aplaudir y vitorear la más dura de las caídas. Yo por eso celebraba felizmente que alguien riera al caerse, y que se levantara sin ayuda.
Incluso pensé que como los defeños tenemos cada año la pista más grande del mundo en el centro de nuestra Ciudad, no sería raro que en algunos años los mexicanos lográsemos enviar algunos deportistas a las Olimpiadas de Invierno, y en mi emoción hasta me imaginé que llegaríamos a instaurar un nuevo deporte de apreciación, en el que un grupo de jueces especializados calificaran la caída más impactante, el moretón más grande y el estilo al pararse haciendo como que nada pasó.
Estaba muy sorprendida por la organización de todo el personal encargado de cuidar que todo saliera bien, por la calidad de mis patines, y hasta me quise llevar a mi casa de recuerdo los protectores de pies que me dieron para que no se me contagiaran los hongos de quienes habían usado esos patines antes que yo, pero desistí al pensar que lo que me llevaría sería justamente un arsenal de bacterias que le provocarían pie de atleta a toda mi familia. La música además era genial, porque es innegable que el reggaeton y el pop sintetizan bien el espíritu popular de una pista gratuita, en la que todos nos congratulabamos por haber cumplido la odisea de formarnos en cuatro filas diferentes para poder llegar a la meta de la repartición de sentones, resbalones, choques y descontrol total y tan divertido.
Aunque fue sólo una hora la que estuve patinando, la piel de mi cara se bronceó por el calor tan recio que había a las 10 de la mañana, y aún así, yo y muchos de los patinadores llevábamos hasta bufanda para no desentonar con la temporada otoño-invierno que se siente en el ambiente navideño. Si estabamos en una pista de hielo rodeados de muñecos de nieve y rampas congeladas, pues lo obvio y lógico es estar muy bien abrigado, aunque debo confesar que el calor derretia mis congeladas ganas de ver a Santa Claus bajar en un trineo por la rampa de hielo. Seguramente los muñequitos de nieve prediseñados no resistrían este clima, pensé, pero lo importante es mantener la apariencia y sentirnos verdaderamente navideños, sudando como puercos en medio de la nieve artificial.
Afortunadamente el calor se disipó con esa agua gratis, que me hizo recordar que la falacia navideña y decembrina, traía detrás el interés electorero que disingue a nuestra incipiente democracia. Tenía hambre, y después del circo, fui a buscar el pan.
Membretes incomprensibles y arbitrarios
cuentos chinos,
debraye irrelevante medianamente interesante
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